Cuando un poema escriba,
piensa que a ti he elevado mis plegarias,
la religión guardando de otros tiempos,
pidiéndote, Iehová, que me ayudaras.
Alláname el camino
siempre que yo, tu sierva,
honrándote, doblada la rodilla,
una canción te ofrezca.
He de brindarte cirios,
también un altar nuevo;
y tú, Iehová, el nombre
tendrás en mi salterio.
Leer Oración nocturna en El blog de María