El día, que nos separa, nos saluda a los dos por última vez y ... se vá.
Y la noche se echa el velo por su rostro, y guarda la única lámpara que arde en mi alcoba.
La sombra oscura viene y ... tiende callada la alfombra nupcial; y tú te sientas solo conmigo, en silencio, hasta que muere la noche.
Mi lecho ha sido la pesadumbre, y los ojos se me caen, y me pesa el corazón ... y no tengo ganas todavía de salir a la atropellada alegría de la mañana.
Corre un velo sobre esta luz desnuda; llama a ti este agrio resplandor y esta vida danzadora y que la tierna sombra de tu manto me ampare ... y guarde mi dolor del golpe del mundo.
Leer Temo ... que hasta el tacto de mi mano te disuelva en El blog de María