La estrella lloró rosa en el corazón de tu sonrisa ... el infinito rodó blanco por tu cuello ... la mar perló de rojo tus rojizas mamas y ... el hombre sangró negro en mi costado soberano.
Sin decir palabra, escruto la carne blanca y persigo bajo la blusa y las endebles galas ... la espalda divina ... tras la curva de los hombros.
Pronto decubro el botín.
Reconstruyo el cuerpo ... me consumo en fiebres deleitosas; me encuentra graciosa y cuchichea y ... siento que los besos acuden a mis labios.
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