¿Dónde estás, reflexiva, tú que siempre, en tiempos, deberías ir al lado ... dónde estás ... luz?
Mi corazón está pronto, pero, airado conmigo, me frena todavía la noche estupefaciente, si no, buscaría hierbas por los bosques, y acecharía una blanda presa junto a la colina y ... nunca en vano.
Ni una sola vez me engañaron tus pájaros, que venías casi demasiado a punto, atraído por mi potro o mi jardín, vacilante, a causa del corazón ... ¿dónde estás luz?
Otra vez vela mi corazón, pero la poderosa noche descorazonada tira incesante de mí.